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viernes, 5 de junio de 2015

No olvidamos a los nuestros. Y no perdonamos a sus verdugos, ni a sus herederos, enriquecidos con los delictivos frutos de sus crímenes: La Memoria al servicio de la Justicia. Día 156

Buscadme entre el grupo. Soy el número 3, el 27, el 16, cualquiera de ellos. Soy uno de los Últimos de Filipinas; como ellos, incombustible. Insumiso. Irredento. Y como con ellos, tampoco podrán conmigo. Tantas veces como caiga, tantas veces me levantaré. No me abatiréis los enemigos de la Dignificación de la Memoria, ni a los que sienten y piensan como yo. No nos avergonzamos de nuestros principios, ni de nuestro ideario ni de nuestros métodos, pese a quien le pese.

Nuestros enemigos se ríen de nuestros muertos o, como ayer en París, se apropian desvergonzadamente de ellos para darse un mediático baño de masas aparentando que homenajean a los que ellos mismos, sus abuelos y su Institución mandaron al matadero. Nos insultan, nos ridiculizan, nos censuran, nos suprimen y pretenden liquidar lo último que nos queda: la Palabra. Su propósito es amordazarnos y silenciarnos por siempre. Sus maquinaciones y ataques son tan continuos, reiterados y muchas veces exitosos --es facil, pues son dueños de las grandes empresas y medios de comunicación y sus linajes se prodigan en la judicatura y en la política-- que los pocos "de Filipinas" que quedamos podríamos haber optado por rendirnos y abandonar. Pero hemos elegido --como uno más de los indomables de Baler-- seguir defendiendo la Palabra y la Libertad de Expresión, la Verdad, la defensa de la Justicia y la exigencia de Reparación.

No olvidamos a los nuestros. No perdonamos a sus verdugos, ni a sus herederos, enriquecidos con los delictivos frutos de sus crímenes. Y no dejamos de reivindicar la vigencia de los valores que llevaron a nuestros mayores a la tumba y a las cárceles.


Fuente de la imagen: rjb.csic.es

1 comentario:

Loam dijo...

De Rafael Alberti, "Hace falta estar ciego"

Hace falta estar ciego,
Tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
Cal viva,
Arena hirviendo,
Para no ver la luz que salta en nuestros actos,
Que ilumina por dentro nuestra lengua,
NUESTRA DIARIA PALABRA.

Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría,
Sin participación de los himnos futuros,
Sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado sombrío de la tierra.

Hace falta querer ya en vida ser pasado,
Obstáculo sangriento,
Cosa muerta,
Seco olvido.